Los resultados de un estudio piloto realizado en Alemania indican que las personas que sufren de gingivitis y enfermedad periodontal deben considerar cambiar sus hábitos alimenticios con el fin de mejorar su salud oral.
En el estudio, los participantes que siguieron una dieta baja en carbohidratos y ricas en ácidos grasos omega-3, vitaminas C y D, antioxidantes y fibra durante cuatro semanas mostraron valores de inflamación significativamente más bajos que los participantes en el grupo que no cambió de dieta.
Con el objetivo de probar la hipótesis de que la dieta ayuda a reducir la inflamación, una conexión que los estudios basados en la dieta han demostrado ya en parte, el autor principal, el Dr. Johan Wolber de la Universidad de Friburgo y sus colegas investigaron los efectos de una dieta optimizada para la salud oral en la salud periodontal de un grupo de pacientes con historial de gingivitis.
De los 15 participantes acostumbrados a una dieta rica en carbohidratos, se pidió a diez que siguieran una lista de alimentos y comidas restringidas, mientras que cinco continuaron con sus patrones de alimentación típicos. Las personas que fumaban, estaban tomando antibióticos, tenían enfermedades de los glúcidos o relacionadas con la insulina, como la diabetes, fueron excluidos del estudio. Además de no usar cepillos interdentales, se aconsejó a los participantes que no cambiaran sus rutinas de salud oral durante el período de estudio.
Las instrucciones dietéticas en el grupo experimental incluyeron la restricción de la cantidad de fructosa, disacáridos, bebidas y comidas azucaradas, los alimentos que contienen harina, arroz y papas, en la medida de lo posible. Las frutas y verduras (polisacáridos) fueron excluidas, siempre y cuando se considerara la cantidad total de hidratos de carbono. El protocolo dietético incluía además la ingesta diaria de ácidos grasos omega-3 (cápsulas de aceite de pescado, una porción de pescado de mar, dos cucharadas de aceite de linaza), una restricción en la cantidad de ácidos grasos trans en la medida de lo posible (como frituras, papas fritas, donuts, croissants, etc.) y una reducción de los ácidos grasos omega-6 en la medida de lo posible (por ejemplo, aceite de cártamo, aceite de uva, aceite de girasol, margarina, aceite de sésamo y aceite de maíz).
Además, cada participante tuvo que garantizar la ingesta diaria de antioxidantes (un puñado de bayas, una taza de verde té o café, etc.), una fuente de vitamina C (por ejemplo, dos kiwis, una naranja o un pimiento) y una fuente de vitamina D (15 minutos de exposición al sol sin protección, suplementos nutricionales, 300 g de aguacate, etc.). Con el fin de asegurar que todos los participantes siguieran estas recomendaciones, se les pidió que documentaran su ingesta diaria en un diario de alimentación.
Después de cuatro semanas, los participantes en el grupo bajo en carbohidratos mostraron una reducción significativamente de la inflamación gingival y periodontal en comparación con el grupo control. Según los investigadores, la reducción de hidratos de carbono, en particular, dió lugar a una mejora significativa en el índice gingival, sangrado al sondaje e inflamación de la superficie periodontal. Aunque el estudio tiene sus limitaciones —sobre todo por el pequeño grupo de estudio, las laxas instrucciones dietéticas y la dificultad de garantizar el cumplimiento de los participantes del protocolo nutricional, entre otros factores—,la dieta redujo significativamente la inflamación periodontal en el grupo de estudio, concluyeron los investigadores.
En total, los resultados apoyan la hipótesis de que los hábitos alimenticios occidentales modernos, como el consumo de carbohidratos refinados y una alta proporción entre ácidos grasos omega-6 y ácidos grasos omega-3, promueven los procesos inflamatorios.
El estudio, titulado “An oral health optimized diet can reduce gingival and periodontal inflammation in humans—A randomized controlled pilot study”, fue publicado en línea en julio en la revista BMC Oral Health.