
Fuente Reforma por: Iris Velázquez, Cd. de México (18 marzo 2017
Verónica Ortega, arqueóloga de la zona de Teotihuacán, indicó que es un hallazgo único.
Según el reporte, lo osamenta de la mujer, que tenía entre 35 y 40 años al momento de su deceso, también presentaba modificaciones dentales en los incisivos centrales superiores, con incrustaciones de pirita.
Para ello, según los arqueólogos, se requirió de un taladrado en el esmalte, una técnica reportada principalmente en la zona maya de Petén, en Guatemala.
Además, presenta una deformación intencional del cráneo (modificación cefálica intencional de tipo tabular con compresión frontal-occipital en nuca), que no es común en la población teotihuacana.
La UNAM refiere que la mujer perteneció a una clase élite, debido a los objetos de valor con los que fue sepultada, incluidas piezas de cerámica.
Para determinar su temporalidad, los investigadores del Servicio Arqueomagnético Nacional analizaron las magnetizaciones termoremanentes, adquiridas por los minerales magnéticos (magnetita y hematita) presentes en la cerámica durante el enfriamiento de las vasijas luego de su fabricación o última utilización.
Desde 2008 se han excavado ocho conjuntos arquitectónicos en Tlailotlacan, que forman parte de un vecindario en el que convivían diferentes familias que compartían el espacio doméstico.
En el subsuelo de la mayoría de las habitaciones había tumbas, y en una de ellas se localizó el Entierro 13, donde se encontró la osamenta con los implantes dentales.