Si usted es de las personas que engulle sus alimentos casi sin triturarlos, sepa que se trata de un mal hábito, pues estudios recientes de varias universidades y científicos han revelado que mascar es una actividad esencial para preservar la memoria, además de que esa acción representa importantes beneficios para la salud, especialmente la digestiva.
Investigadores de distintas disciplinas médicas descubrieron que funciones tan vitales como el aporte de oxígeno al cerebro, la memoria o el hambre se modifican con cada abrir y cerrar diario de los maxilares; se calcula que un individuo sano dedica a los procesos masticatorios entre 17.5 y 20 minutos a lo largo de 24 horas.
El doctor Hugo Furze, presidente de la Asociación Internacional de Odontología Pediátrica (IAPD), con sede en Londres, Inglaterra, asegura que la masticación va más allá del proceso de ingestión y de ser el primer paso de la digestión; no es un hecho mecánico, sino que está vinculada con la fisiología, la psicología y el conocimiento.
Un estudio de concentración y memoria realizado por Stephen Moss, doctor en Medicina Dental por la Universidad de Tufts, Boston, EU, y profesor emérito de la Universidad de Nueva York, reveló que masticar mejora un 35 por ciento la capacidad de un ser humano por ejemplo para retener palabras.
El doctor Moss, quien también es representante de la Federación Mundial de Odontología (FDI) ante Naciones Unidas, descubrió que masticar aumenta en el cerebro los niveles de hemoglobina, la proteína que transporta el oxígeno, y la llegada extra de este elemento al cerebro puede mejorar la función de la memoria. Es decir, que esa actividad fisiológica diaria estimula la labor neuronal matriz.
Por su parte, la doctora Lucy Wilkinson, de la unidad de neurociencias cognitivas de la Universidad de Northumbria, en Inglaterra, corroboró la citada tesis con una investigación que incluyó a 75 jóvenes de 26 años a los cuales dividió en tres grupos: uno masticó chicle sin azúcar durante dos minutos, otro solo simuló los movimientos de mascado sin chicle y el tercero no masticó; después de un intervalo de 20 minutos con otras tareas se evaluaron la memoria y la atención de los conjuntos, el resultado fue que quienes masticaron chicle recordaron un 35 por ciento más de las palabras de una lista.
Lo anterior, apunta la especialista, sugiere que la masticación mejora la memoria secundaria, misma que reúne la capacidad de aprender, almacenar y recuperar información. La memoria operativa, encargada de retener información a corto plazo, también funcionó mejor en el grupo que masticó chicle
A partir de estos resultados sabemos que existe un efecto real sobre la memoria basado en la cantidad de resistencia del material masticado, explica la doctora Wilkinson, autora del sondeo.
En tanto que Minoru Onozuka, profesor del departamento de psicología y neurociencias de la escuela de medicina de la Universidad Gifu, en Japón, decidió recurrir a las imágenes por resonancia magnética (IRM) para observar personas cuando estaban mascando chicle, con lo cual comprobó que mientras los individuos mastican, la actividad del hipocampo -región del cerebro que cumple un papel esencial en el aprendizaje- registraba un claro aumento.
Como algunos estudios mencionaban una posible relación entre la mala memoria y la disminución de la masticación en los ancianos que habían perdido los dientes, el doctor Onozuka realizó una investigación con ratones a los que extrajo los molares, de manera que podían comer, pero no mascar; con ello demostró que estos fueron incapaces de encontrar la salida de un laberinto.
Los resultados del científico Onozuka, publicados en la revista interdisciplinaria mundial Behavioural Brain Research, refieren que al llegar a una edad avanzada la masticación es una actividad esencial para preservar la capacidad del individuo de construir nuevos recuerdos, además de que contribuye a mantener la memoria e incluso atrasar la demencia senil.
Al respecto, la doctora Joyce Wau, especialista en geriatría de la universidad de Edimburgo, Escocia, explica que mascar mejora la memoria porque reduce estrés; detalla que el hipocampo participa en el control de las tasas sanguíneas de la hormona del estrés o cortisol.
En un artículo publicado en la revista especializada NewScientist, la geriatra Wau sostiene que, si las personas de edad avanzada mastican menos, sus niveles de estrés aumentarán bastante como para alterar la memoria de los acontecimientos recientes.
La conclusión, científicamente comprobada, es que la masticación acelera el ritmo cardiaco, produce mayor gasto de energía, inhibe la secreción de cortisol, causante del estrés, además de que estimula el flujo de saliva, la cual protege los tejidos bucales y evita las caries, y no sólo aumenta el estado de alerta, sino que acrecienta la velocidad del procesamiento cognitivo.
Así que cuando esté comiendo, recuerde todos los beneficios de masticar al menos 40 veces cada bocado… y buen provecho.
FUENTE: http://todotexcoco.com/mala-memoria-mastique-bien-e3TQxe3jcyNA.html