La evidencia de la odontología prehistórica se ha limitado a unos cuantos casos, el más antiguo de ellos data del periodo Neolitico. Se ha encontrado una mandíbula de 6500 años, en la cual se observa en la corona de uno de los caninos un relleno con cera de abeja.
Diferentes métodos de estudio aplicados sobre la muestra demostraron que el diente se encontraba bajo un traumatismo oclusal y presentaba una fractura vertical, la cual fue obturada con cera de abeja poco tiempo antes de que el individuo falleciera.
De ser esta información acertada, la intervención fue realizada con el objetivo de aliviar el dolor producido por los túbulos dentinarios expuestos y la masticación. Este sería el hallazgo más antiguo en relación a tratamiento restaurador odontológico.
Con el pasar de los años se han realizado muchas excavaciones, donde se han encontraron hueses de seres humanos de mucha antigüedad. El cráneo más antiguo descubierto hasta ahora, posee 14.000 años de antigüedad.
Durante estas investigaciones, es inevitable examinar los dientes que se encuentran en ellos. Investigadores han descubierto en algunos de ellos, lo que parece ser restauraciones realizadas por nuestros ancestros.
Muchas preguntas pueden surgir ante la luz de esta evidencia, como ¿Con qué instrumento se preparaban las cavidades? o ¿Con qué material eran obturadas?, todo ello fue poco a poco resolviéndose a la vez que más descubrimientos se realizaban durante excavaciones.
En las primeras sociedades de cazadores la incidencia de caries es solo de un 5% o 10%. Sin embargo, en las sociedades asentadas y basadas en la agricultura, las caries comienzan a aparecer hasta en el 80% de las personas. Este hecho se puso de manifiesto en 1970 ante las evidencias encontradas. Una explicación sencilla es el cambio dietético, más rico en hidratos de carbono.
De igual forma han sido descubiertos en las excavaciones instrumentos cortantes de muy pequeño tamaño, los cuales según los expertos que se utilizaban para realizar pequeños procedimientos en los dientes e ir removiendo el tejido afectado. Estos instrumentos se denominaron “microlitos” y funcionaban produciendo un desgaste continuo sobre los dientes afectados, procedimiento que sin lugar a dudas debió ser sumamente doloroso.
Para obturar las cavidades, estos odontólogos primitivos se utilizaban lo que los expertos denominan “empastes paleolíticos” realizados con cera de abeja en algunos casos y con minerales moldeables que funcionaban para rellenar la cavidad realizada.